Como ya sabes en 1913 el joven Livermore y otros traders estaban en la ruina por la quiebra de su firma de corretaje. Lejos de rendirse siguió su camino y logró algo de dinero para volver a invertir, en 1917 recuperó su fortuna y decidió devolver la parte proporcional a los otros traders que como él lo habían perdido todo.
Cabe decir que la operativa de Livermore terminó siendo muy agresiva y especulativa en toda regla, una de sus técnicas más conocidas se basaba en comprar a un buena precio, esperar hasta que el precio subiera lo suficiente como para considerar que era un buen momento para vender y entonces llamaba a periodistas del New York Times y otros diarios influyentes a quien les comentaba que comprar dicha acción era una gran oportunidad. Los días siguientes, en plena euforia compradora Livermore vendía todas sus acciones al eufórico público y se aseguraba un precio perfecto para salir del mercado.